viernes, 6 de mayo de 2011

"Sin aliento"(1960), el primer largometraje de Godard

La primera cinta de Godard es, probablemente, la más conocida de todas sus obras. No solo fue apreciada por la crítica, sino también por el público, convirtiéndose en el único éxito de taquilla dentro del centenar de películas que  el director francés ha dirigido.
Este filme no es realmente complejo, de hecho, me recuerda a la premisa de Godard que sostenía que para hacer una película solo se necesitaba a una pistola y una chica. La trama en rasgos mayores no va mucho más allá de eso: El protagonista, un maloso que se gana la vida con asaltos y robos, busca convencer a una joven americana de escaparse con él a Italia. Esta es la base de toda la película. Lo esencial está en lo que muestran de la vida de estos personajes, detalles y diálogos que no parecen aportar en mucho al eje central de la historia, comentarios cotidianos e incluso en algunos casos jocosos, pero que construyen a los personajes y les da un carácter más humano, que lo acerca más al espectador.
 Si bien es cierto que se puede ver desde su simpleza, "Sin aliento" también contiene muchas innovaciones que se realizaron respecto a la estructura fílmica vigente: Hay elementos como los jump-cuts (cortes bruscos en una escena)las interrelaciones con otras manifestaciones artísticas, su diálogo osado y, al mismo, tiempo natural. (Desde este punto comienzan los Spoilers si quieres ver la película de una forma más virginal sáltate esta parte ahora)

 El protagonista de la película es Michel Poiccard (papel que lanzaría a la fama a Jean-Paul Belmondo), que desde el principio define su situación. Lo primero que nos dice (línea con que abre la historia) es "Soy un hijo de puta." (frotándose los labios, como otrora lo hacía Humphrey Bogart, ícono de tipos duros del cine negro) Acto seguido se roba un auto y deja plantada a su mujer de turno. De actitud despreocupada, vive solo en el presente. Comete crímenes y robos incluso  después de haber matado a un policía. Sus mayores preocupaciones a lo largo de la película son huir de la policía y convencer a Patricia, la "chica", a que se fugue con él.






Patricia es el interés amoroso de Michel Poiccard, y el personaje femenino más importante de la obra. Patricia es extranjera y por tanto no comprende con claridad lo que la rodea, constantemente pide a los otros repetir o traducir lo que dijeron. El personaje de Jean Seberg, con un aire de inocencia y nunca segura de lo que hará, siempre se ve intensamente condicionada por la relación que establezca, ya sea por las acciones de Michel, un compañero de trabajo o el escritor famoso que entrevista.(Cameo del director de cine Jean-Pierre Melville)


La relación entre estos dos personajes, que podríamos considerar como el motor de la película, es bastante ambigua y los amantes solo parecen estar preocupados de ellos mismos. En la escena de mayor intimidad que poseen (Unos 10 minutos dentro del cuadro de Patricia antes y después de tener sexo), no hacen más que discrepar sobre sus gustos y no llegar a ninguna concordancia,  a la mujer le gusta la literatura de Faulkner y  a él  solo le importa si ella consideraría acostarse con el escritor. Cuando él le pregunta si se lo acompaña a Italia, ella lo mira y le responde con evasivas. Sin embargo siempre se relacionan con calma, de forma amena, sin exabruptos que vayan más allá de una exclamación de molestia.
La película culmina con la muerte de Poiccard, luego de que Patricia, en una acción que todavía me es difícil comprender, otorga a la policía el paradero de su amante, luego de ayudarlo a huir el día anterior, y cambiando inesperadamente su posición de cómplice.  El protagonista se encuentra abatido luego de la noche en fuga cuando Patricia llega y luego de un breve intercambio de palabras, le dice con toda la calma del mundo: "Michel, llamé a la policía. Les dije que estabas aquí." El diálogo aquí se vuelve caótico, los personajes no se prestan atención pero hablan con naturalidad y como si el otro le prestara toda la atención del mundo. Ambos se expresan con calma, al mismo tiempo, sin interrumpirse ni reparando en lo que dijo el otro. Para mí esta es una metáfora a lo que habría sido toda su relación, una comunicación donde el receptor solo está ahí para escuchar, su respuesta carece de sentido mientras el "Yo" pueda expresarse. Michel lo expresa con claridad: "Cuando conversábamos, yo hablaba de mí, y tú de ti... Y deberíamos haber hablado de nosotros."
Ante la llegada de la policía Poiccard sale del edificio y se encuentra con uno de sus compinches, que lo ofrece una pistola para defenderse. El protagonista, resignado, le dice que ya está cansado y no intentará escabullirse. Al escuchar esto el amigo de Michel sale del lugar a toda velocidad, viendo que los hombres de la ley cada vez más cerca, pero no sin antes lanzarle el arma de fuego a Poiccard. Cuando se dispone a recogerla, los policías lo interpretan como una muestra de resistencia, por lo cual le disparan sin vacilar. Herido, el personaje de Belmondo solo puede dar unos pasos antes de caer agonizante, Patricia, al verlo padecer, se acerca a él. 
Al ver a Patricia horrorizada, Poiccard hace unos gestos que antes había definido como "ponerse cargante", para luego decir sus últimas palabras: "Verdaderamente me dan ganas de vomitar." Esto Patricia no lo entiende bien, por tanto le pide al inspector que repita las palabras del occiso. Él le responde: "Dijo que tú realmente le dabas ganas de vomitar (déguellasse)." La joven entonces mira a la cámara y paseándose el pulgar por los labios como lo hacía Poiccard pregunta:  ¿Qué es "déguellasse"?. Este intercambio aún es muy debatido, con divergentes teorías acerca de lo que finalmente se quiso decir en esta escena.


La película cierra con esas palabras y no más créditos que los dos mostrados al principio. Este filme, a pesar de contar con un bajo presupuesto, demuestra que la calidad artística y la genialidad van más lejos que los recursos monetarios. Estos 86 minutos serían el punto de partida para uno de los directores  más importantes del cine mundial y la inspiración para muchos de sus múltiples seguidores, tanto en el cine como en las otras artes.




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